Codearse con la necesidad de las comunidades
Noviembre 27, 2013
Marcela Lozano y una breve historia de cómo llegó a armar una red con diferentes comunidades para armar un proyecto de arte textil.
El artículo completo fue publicado en La Nación el 07/07/2013, ver : http://www.lanacion.com.ar/1598848-codearse-con-la-necesidad-de-las-comunidades
Marcela Lozano Villafañe pasó de los tacos, el tailleurs y el maletín a atender en su negocio en jogging y zapatillas. Y si bien ese cambio abrupto tuvo sus sinsabores, hoy nada puede borrar la sonrisa de su cara, esa que se dibuja cada vez que experimenta la satisfacción de sentir que está haciendo lo que realmente la moviliza.
"Con este proyecto pude juntar lo laboral, lo social y lo artístico", resume Lozano Villafañe en el interior del corazón de Guayruro, una empresa que vende productos tejidos elaborados por comunidades aborígenes de distintos rincones del país, y que se sustenta en la filosofía del comercio justo.
Esta mujer de 51 años trabajó cuatro en GlaxoSmithKline y después otros 20 en el laboratorio Sanofi, en el que llegó a ser representante de ventas de una línea especial de cardiología. "Estaba incómoda desde el punto de vista humano porque tenía desatendida mi parte social y artística. Sentí que necesitaba crecer interiormente y justo se dio la posibilidad de irme. Renuncié y al mes estaba en la calle buscando un local. Irte al otro extremo es muy chocante porque es poner el cuerpo y animarte a que esta nueva forma de ver el mundo impacte en toda tu existencia", recuerda esta mujer, que necesitaba dar un vuelco en su vida.
Como es una persona muy curiosa y en constante movimiento, asistió a una exposición en el Spazio Sumampa en el que la Asociación Adobe ( www.asociacionadobe.com ) expone las creaciones de 50 tejedoras.
"Yo estaba en la búsqueda de una ONG a la que poder ayudar y cuando les pregunté qué necesitaban, ellos me contestaron que su principal objetivo era vender más. Entonces me empecé a meter en ese mundo y a conocer las comunidades, y me di cuenta de que teníamos mucha riqueza de arte textil en el país", dice Lozano Villafañe, en la planta baja del local que alquila en Palermo, aunque próximamente se estará mudando al Palacio Barolo (5° piso).
Hace dos años decidió que tenía que poner a disposición de las comunidades aisladas, que contaba con muchos conocimientos para brindar, su acceso a un mundo de educación y de relaciones. "Estos años fueron los más difíciles de mi vida, pero en este tránsito me enriquecí de conocer a numerosas personas y las comunidades, aprendí de ellos y conocí mucho de mí misma en este tiempo", dice esta emprendedora que regularmente viaja a visitar las poblaciones con las que generó un profundo vínculo de confianza.
"Al principio agarrábamos los productos que las comunidades nos podían dar porque era lo que estaban acostumbrados a hacer. Pero muchas veces no cumplían con los tiempos y entonces decidimos empezar a trabajar con ONG locales para que hagan de intermediarias con las comunidades. Con ellas trabajamos todos los días, codo a codo. Ahora estamos en una etapa de resignificación de la marca y en la que queremos empezar a hacer diseños propios", agrega Lozano Villafañe.